lunes, 22 de noviembre de 2010

La Bolsa española sufre su peor jornada desde agosto por la crisis de Irlanda

La deuda española se está resintiendo de las dudas políticas que han aparecido contra el Gobierno irlandés una vez que Dublín ya ha aceptado solicitar la ayuda del FMI y la UE. Así, si en los mercados secundarios de deuda la jornada había amanecido tranquila con una clara mejora de la prima de riesgo de Irlanda, y en menor medida de la de España, la tarde se ha saldado con un cambio de tendencia y un nuevo repunte de este indicador para el grupo de países implicados en las turbulencias. A las 18.30, la prima española avanzaba hasta los 208 puntos básicos frente a los 202 a los que cerró el viernes. En las Bolsas, el sector financiero ha llevado al español el Ibex 35 a sufrir su peor jornada desde agosto con una caída del 2,68%, con lo que cede la barrera psicológica de los 10.000 puntos. El retroceso del selectivo ha situado al parqué madrileño al frente de los descensos de una sesión en rojo en toda Europa por culpa de un viejo conocido de esta crisis: demasiadas incógnitas -¿cómo podrá Irlanda reducir su déficit?, ¿qué hará al final con sus bancos?- que generan demasiadas dudas -¿es este el final de la crisis?, ¿caerán más países?-.
Lisboa admite "un nítido efecto de contagio" pero asegura que no tiene "ninguna relación" con Irlanda
Un grupo de inversores en el Anglo Irish Bank acepta recibir un 80% menos del dinero previsto con total de cobrar
Pese al nuevo e inesperado correctivo que está sufriendo España, la vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado, ha descartado hoy que España vaya a necesitar un rescate financiero de la UE, como le ha ocurrido a Irlanda, porque está cumpliendo "al pie de la letra" con su plan de ajustes y cuenta con una economía más diversificada que otros países. También el Ejecutivo portugués ha salido al paso del recrudecimiento de la crisis. El primer ministro, José Sócrates ha defendido que "Portugal no precisa de ayuda de nadie y va a resolver sus problemas con sus propias decisiones". Además, aunque ha admitido "un nítido efecto de contagio", ha vuelto a insistir en que no hay "ninguna relación" entre la situación de ambas naciones.
Aunque se esperaba que la puesta en marcha del mecanismo de ayuda sirviese de dique a los problemas de Irlanda y disipase el riesgo de contagio, las dudas que están apareciendo sobre la capacidad de su Gobierno para sacar adelante los drásticos recortes que le pedirán los organismos internacionales ha acabado por desbordar la incertidumbre. A modo de ejemplo, hoy ha retrasado un día, hasta el miércoles, la presentación de su plan contra el déficit en el Parlamento.
Malas previsiones para los bancos
Al mismo tiempo y pese a que todavía no hay nada decidido sobre el plan de rescate en lo relativo a aspectos tan esenciales como su montante total o las medidas de ahorro que la ayuda llevará implícitas, las pequeñas píldoras que se van conociendo sobre la reestructuración de su debilitado sector financiero no logran convencer a los inversores. Más bien los asusta. A modo de ejemplo de lo que podría pasar con el conjunto de los bancos, que necesitan de forma urgente 5.000 millones para garantizar su solvencia y hasta 50.000 millones a medio plazo para no fenecer, un amplio grupo de inversores en deuda del nacionalizado Anglo Irish Bank con vencimiento en 2017 ha aceptado hoy recibir un 80% menos de los 750 millones invertidos con tal de cobrar algo. Los analistas advierten de que este hecho, que afecta a los propietarios de la llamada deuda subordinada -aquellos que cobran más intereses a cambio de ser los últimos a la hora de pasar por caja y que, por tanto, afrontan más riesgos de que no les llegue el dinero- puede extenderse a otros bancos, como el Irish Nationwide, por la voluntad del Gobierno de sacrificar a este tipo de acreedores frente a los que están mejor colocados en la cola de cobro y que tienen más derechos sobre la deuda de las entidades.
En cuanto al resto de incógnitas, los inversores han optado por hacer más caso al descontento interior de los socios del Gobierno de Brian Cowen y de la oposición, inflamados en sus declaraciones por estar en la campaña electoral previa a los comicios del jueves, para decidir dónde colocar su dinero. Frente a ello, han decidido prestar poca o nula atención a los continuos llamamientos de Bruselas y de los países implicados en la crisis acerca de que están haciendo los deberes y que sus problemas son diferentes. "Hay demasiado escepticismo sobre el futuro del euro", explica a Bloomberg un estratega de Londres que sostiene que la actual crisis ha dejado al descubierto la inconsistencia y los problemas de tener una moneda única sin un Gobierno económico común. En resumen, más dudas.
Fuertes descensos en Bolsa
Ante este panorama y con las Bolsas a ambos lados del Atlántico registrando fuertes descensos, especialmente la española, las mejoras de primera hora en los mercados secundarios de deuda se tornaban en nuevos ascensos de las primas de riesgo de Irlanda, Grecia, Portugal y España. Este indicador supone el mejor termómetro para medir la confianza de los inversores en las finanzas de un país y se establece a partir del diferencial entre la rentabilidad de sus bonos a 10 años con los alemanes, de referencia por su estabilidad. O, dicho de otra manera, la prima equivale al sobreprecio que han de pagar los Estados por superar la aversión al riesgo o las dudas que tienen los inversores sobre su solvencia.
La principal consecuencia de un ascenso en la prima de riesgo en los mercados secundarios de deuda es que lastra tanto al Estado como a las entidades financieras radicadas en un determinado país en caso de que quieran salir al mercado a captar financiación. Aunque en el primer caso el Tesoro de turno realiza las emisiones de deuda en otro mercado, el mercado primario de deuda, este traslada las subidas registradas en el secundario y se deja notar en que las subastas de bonos y títulos concluyen a precios más caros. Y a precios más caros, más costoso resulta para cualquier país financiarse, lo que en el caso de los llamados periféricos, los Estados del euro con más déficit y deuda pública, se traduce en más problemas fiscales y, en caso extremo como Grecia o Irlanda, en dudas sobre si serán capaces de devolver el dinero.
Los especuladores miran ahora a Portugal
En el caso de Portugal también destaca que el coste de asegurarse contra un eventual impago de su deuda, los llamados CDS y que son un campo ideal para la especulación, ha registrado su mayor subida en los dos últimos meses, lo que deja en evidencia cuál es el próximo objetivo de los tiburones del mercado dentro de lo que algunos consideran como un ataque global contra el euro.
Volviendo a los problemas de Irlanda, tampoco ha ayudado a disipar el pesimismo de los inversores frente a lo que están entendiendo como un cierre en falso de la crisis el anuncio de la agencia de calificación Moody's de que rebajará en más de un peldaño, lo que equivale a decir que más de lo previsto, la nota de solvencia de Irlanda, actualmente en un nivel alto (Aa2). La razón que esgrime la agencia para argumentar un anuncio que llega ya con la petición de rescate efectuada es que el recurso al multimillonario Fondo Europeo de Estabilidad Financiera dotado con 750.000 millones de euros reducirá el margen de acción del Gobierno, al tiempo que aumenta el peso de su deuda. Eso sí, han confirmado que no lo llevarán hasta el nivel de los bonos basura, algo que sí ha sucedido con Grecia.

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